lunes, 31 de mayo de 2010

RENACIMIENTO

Sí, me lié y no sabía cómo seguir. En mi última entrada os ponía que a veces uno necesita de la evasión. Y sigo pensando que es cierto. El problema,como siempre, es la medida: ¿cuanta evasión? ¿Durante cuánto tiempo? Y si lo que pasa en que estás intentando cambiar un hábito, recaer en él de nuevo, por muy justificado que esté, es eso, una recaída.

Viendo que volvía a estar en el principio, y sabiendo que para que un hábito se asiente hace falta mantenerlo 21 días seguidos, decidí tomar medidas drásticas:

1.- Me apunté el fin de semana a un curso de...bueno, eso es lo de menos, lo importante era estar haciendo algo interesante que me facilitara dejar el ordenador de lado.
2.- Volver a empezar!. Ya sé que estaba en el 7º día y que, de este modo, tiro a la basura los esfuerzos (que no han sido para tanto, la verdad) de toda una semana pero ¡sería una tontada hacerme trampas a mí misma!!
3.- Reorganizar algún horario casero por el cual no tenía más remedio que quedarme viendo la tele a la espera de que algunas personas acabaran de dormirse. Así que lo he hablado y a partir de ahora: ¡todos a la cama al mismo tiempo!! (Esto ya veremos si sale, no es lo mismo organizarse una que ponerse de acuerdo con otros).

Así que aquí me tenéis de nuevo, decidiendo vivir mi vida y seguir mi propio camino, con la idea además de que sea un camino bien luminoso y bien bonito!! Pero creo que me hace falta algún slogan para cuando me flaquean las piernas, una frase sencilla y lapidaria que me recuerde que es más importante lo que me pasa a mí que lo que les pasa a los personajes de las series y los libros, que es mi vida la que pasa por mi lado cuando decido evadirme de continuo.
¿Se os ocurre algo? ¡Pues contádmelo!!

jueves, 27 de mayo de 2010

7º DIA: evasión

¿Sabes qué? Que a veces es necesaria la evasión. A veces tienes que huir para curarte las heridas, para reponer fuerzas, para no mirar minuto a minuto cómo vas recomponiéndote. A veces es necesario huir: del ruido de la calle con una banda sonora portátil, del jaleo nocturno de unos vecinos con unos tapones, de la luz del sol cuando quieres dormir con una cortina espesa, del dolor de no poder resolver algunas cosas con una serie, del miedo a ser tú misma, o a no poder serlo, con un buen libro bien gordo.

A veces hay que mirarse al espejo y descubrir de qué color es realmente tu iris, a veces hay que llorar de miedo y aun así seguir adelante con lo que te asusta, a veces tienes que volver de acero tu piel para que nadie note que te disuelves por dentro, es verdad, no se puede huir siempre ni en todo momento. Pero a veces, algunas veces, no hay fuerzas, no hay remedios, no hay caminos, no hay abrazos, no hay salidas, no hay horizonte sobre el que planear. Entonces ¿por qué no evadirte durante un rato, un tiempo pequeño,en las vidas de otros, en sus cuitas imaginarias, en su belleza, en sus problemas épicos y hermosos, en sus risas, en sus juegos, en sus cuerpos? Sólo el tiempo suficiente para que la piel cicatrice, sólo el tiempo necesario para reponer fuerzas y volver a tener tu sonrisa, sólo el tiempo necesario para dormir y dejar que pase la tormenta, sólo ese tiempo que hará que reaparezca el horizonte nuevamente.

Hay un problema, claro, la tentación diamantina de quedarte allí donde no duele, de no volver nunca, de enviar a la realidad real un robot que parezca tú pero que no lo sea, la tentación de elegir permanentemente unas vidas que no son la tuya, que nunca lo podrán ser, porque tu vida es esa otra, la que duele, la que perdió el mapa, la que se volvió incolora de tanto sol y tanta paz y tanto niño y tanta ropa por lavar.

Digamos entonces que últimamente yo ando en esa encrucijada (falsa encrucijada porque el tiempo pasa, y pasa en la vida real, y envejezco aquí aunque no quiera estar aquí): ¿me evado? ¿Vuelvo? ¿Me quedo donde no duele tanto? ¿Vuelvo y construyo y me rompo las uñas y sangro y veo al final, o eso se supone, un hermoso edificio nuevo listo para ser habitado por mí?

Eso es, una encrucijada.

6º DIA: o sea, ayer.

Pues sí, pues sí. Ayer no escribí porque la fastidie completa. Verás: la noche anterior vi el final de una de esas series que seguía, un final estremecedor, así que, al día siguiente no pude evitar (qué bonito decirlo así!) entrar en la red y volver a verlo en castellano, en inglés, y cada detalle de la interpretación de los actores, y comentarios, etc,etc.,etc...

Pero seré justa conmigo por una vez y sin que sirva de precedente: ayes pasó eso y dejé de escribir porque el martes me pasaron cosas, cosas que no vienen al caso pero que me pasaron. No te puedes imaginar lo que me está costando escribir en el blog porque de lo que realmente tengo ganas es de mandarlo todo a la mierda. ¿Sabes esa sensación cuando recibes un golpe que no esperas y que por eso duele más? Me refiero a ese tipo de golpe después del cual lo que quieres, lo que necesitas, es meterte en la cama y dormir o, si viviéramos en un mundo ideal, que tu madre te trajera un caldito de pollo como si estuvieras malita. Por eso el martes fue duro y difícil y por eso caí el miércoles, cuando ya no tenía aparentemente tanta tristeza.

Claro, claro, una no puede ir por el mundo excusándose porque siempre habrá situaciones, ocasiones en que lo sencillo sea dejarse caer, volver a lo mismo, repetir los mismos errores. Pero no es lo mismo luchar con todas tus energías que haber perdido muchas de ellas en un conflicto del que no tienes la llave.

En fin, besitos a todos los que andáis a la deriva como yo...y a los que tenéis mapa también.

martes, 25 de mayo de 2010

Dudas

Según van pasando los días de este experimento, y aun asumiendo que no estoy del todo dentro ni lo estoy llevando a sus últimas consecuencias, me van asaltando dudas sobre lo que significa llenar el tiempo. Porque no se trata de no aburrirme, para eso ya estaban las series y los libros, sino más bien de acabar con esta sensación que me acompaña ya tanto tiempo de encontrarme en el mismo lugar, de no estar aprendiendo ni arriesgando ni avanzando.

Si dejo de hacer eso a lo que estaba acostumbrada me encuentro con un montón de tiempo suelto y, lo que es peor, con un montón de ansiedad no resuelta a la que no sé cómo hacer frente. Tengo la sensación de que la cosa no está en ocupar el tiempo de cualquier manera, sobre todo si las maneras que se me ocurren son rutinarias y mecánicas. Porque entonces estaría sustituyendo unas cosas vacías por otras, a lo mejor más productivas desde el punto de vista práctico (bajar la basura, ordenar la casa o el despacho, actualizar mis libretas, planchar...)pero igualmente evasivas.

La cuestión es, más bien, qué hacer para que el tiempo se convierta en significativo. ¿Es, como dicen los místicos y los yoguis, centrarse en el presente y sólo en él?.¿Es poner tu alma en cada cosa que haces? ¿Y no es muy cansado poner tu alma en bajar la basura o planchar? ¿Tiene más que ver con la asunción de riesgos, de atreverme a hacer cosas que me atraen pero normalmente no hago (componer canciones, escribir, aprender a dibujar, arriesgar en el trabajo...)? ¿Y no sería sano dejar tiempos realmente muertos para recargar pilas, para no agotarme en un intento de volverlo todo significativo y pleno de sentido?

¿Qué pasaría si cada una de esas cosas rutinarias que a todos nos toca hacer la llevara a cabo poniendo toda la carne en el asador, como si fuera una aventura, una posible parcela de descubrimientos insospechados? ¿Descubriría realmente algo? ¡A lo mejor lo que descubro es que cocinar me aburre soberanamente, o me encanta pero no se me da bien! La verdad es que, visto así, parece divertido, emprender un camino aparentemente trillado para descubrir vete tu a saber qué.

Me parece que la primera parte del camino empieza en la implicación, ponerme en serio y a tope con cualquier cosa que decida emprender, por idiota que parezca, para así poder descubrir realmente algo. Si no es de este modo no podré sacar conclusiones. ¿Cómo sabes si te gustó Brasil si te pasaste en viaje metida en tu hotel viendo la tele o leyendo revistas españolas?

Voy a intentarlo. Y voy a empezar ordenando la entrada de la casa con todos mis sentidos puestos en ello! (Aunque no tenga ni idea de lo que eso significa!!!!)

5º DIA: otros modos del desasosiego.

Hay un modo de desasosiego, el que se produce cuando dejas de hacer algo que deberías haber hecho, especialmente desasosegante porque, una vez cometida la falta ya no puedes hacer nada para arreglarlo. Cuando faltas a una cita, cuando dejas de cumplir con una obligación autoimpuesta, cuando dejas colgado a alguien, cuando no llevas hasta el final tus propias decisiones, es definitivo. No puedes ir a esa cita a la que no fuiste (puedes concertar otra, pero no la misma), no puedes volver el tiempo hacia atrás para hacer lo que debiste haber hecho, no puedes salvar a quien dejaste solo, no puedes remediar el hecho de que te faltaste a tí mismo, que te traicionaste a tí mismo no haciendo lo que te dijiste que harías. Entonces entra el desasosiego, y el cansancio, y en mi caso las ganas de mandarlo todo a freír espárragos, todo, una especie de "de perdidos, al río". Como si decidiera que, no habiendo hecho lo que había que hacer, ya no vale la pena hacer nada, ya nada es bueno, ya todo está contaminado por la pereza, el desasosiego, el descontento.

Pero todo puede convertirse en hábito, incluso el faltar a la propia palabra, incluso el desasosiego o las ganas de destruirlo todo. ¿Entonces qué? ¿Cómo sacas fuerzas de flaqueza para ponerte a construir cuando tus ganas son las de todo lo contrario? ¿No son todos los hábitos adicciones? ¿No los vivimos como tales?

Es curioso pensar que una tontería como el desayunar café con madalenas todas la mañanas pueda convertirse en una adicción! Pero lo es si el no tener madalenas te fastidia el día. Del mismo modo el convertir en normal el no cumplir con la palabra que te diste a tí misma puede ser una adicción, algo que sale solo, incontrolable. Y, claro, con un razonamiento como este todos estaríamos salvados: si me pongo borde por las mañanas porque no hay madalenas es porque soy un adicto, si te dejo colgado mil millones de veces es porque soy una adicta, si me tumbo en el sofá sin hacer nada es porque soy una adicta!!! La verdad es que es un argumento genial para los tiempos que corren:nada es mi responsabilidad, no soy yo, es mi adicción.

Será mejor que me quede en un término medio: sí, hay cosas nocivas que se convierten en hábitos pero mi vida es solo mía, soy responsable de lo que haga con ella,...y con la gente a la que dejé tirada por el camino!!

Buenos días, desasosegados amigos, me voy a cumplir con mi obligación...aunque me repatee las tripas!!!

lunes, 24 de mayo de 2010

4º DIA: Desasosiego.

Todo va bien cuando tengo que trabajar. Cuando trabajo no hay nada que pensar, hay que actuar y punto. Mucho mejor si es contra reloj porque entonces la cosa deja de ser rutinaria para producirte un subidón de adrenalina: ¿lo conseguiré o es demasiado tarde? Quizá por eso tiendo a dejarlo todo para el último momento, para sentir intensidad...o quizá tan sólo es que soy una vaga!

Pero cuando la tarea termina, cuando no es urgente, me invade el desasosiego, no sé qué hacer y, claro, lo primero que se me ocurre es meterme en internet a perder el tiempo con alguna de mis series, o buscando datos sobre los protas de mis series. Pero he prometido no hacerlo y estoy intentando cumplirlo a trancas y barrancas. La cuestión es que cuando me prohibo a mí misma entrar en internet me invade un desasosiego extremo, casi pánico, como si fuera a perderme algo vital si no entro, como si entrara en el vacío y me cayera por un precipicio. ¡Coño, ¿cómo pueden los yonkis dejarlo?!!! Si esto no tiene ningún tipo de enganche físico! (o al menos eso se supone, aunque yo sospecho que cuando uno se engancha a algo aunque no sea químico, se debe liberar algún tipo de sustancia en el cerebro a la que nos hacemos adictos). Con razón los que lo dejan piensan de sí mismos que son héroes. Es cierto, lo son.

Cuando me digo a mí mismo que no, que no voy a entrar, empiezan a desfilar por mi cabeza multitud de imágenes de lo que podría ver, de lo que me estoy perdiendo, de lo divertido que sería ver algo en concreto, de lo que sentía cuando lo veía. Son imágenes potentes (para algo soy una profesional de la imaginación!) y me pongo nerviosa. Mi cabeza empieza con cantos de sirena: "no pasa nada" "¿qué tiene de malo?" "Es sólo un poquito y ya"...Frente a todas estas imágenes que me invaden no se me ocurren alternativas, y las que se me ocurren o son poco factibles o no parecen nada apetecibles. Por ejemplo: el otro día decidí en uno de estos momentos ponerme a estudiar chelo pero con los nervios que tenía encima era imposible concentrarme. Perseveré un poco por aquello del desafío en el que me he metido pero no fue un estudio muy productivo, la verdad.

A veces este blog es el que me salva, al fin y al cabo es algo de internet, aunque no algo de series ni libros...Por cierto, he de confesaos que hay un lugar al que siempre voy con libro aunque os haya dicho que no iba a leer más que a la hora de acostarme: el baño. ¿Cómo voy a entrar al baño sin libro? ¿Qué hago? ¿Mirar a la pared? ¿Alguno de vosotros entra sin lectura? ¿Y a qué se dedica, aparte de a lo obvio? Bueno, yo de pequeña me inventaba historias con los dibujitos de la cortina de baño pero ahora tengo mampara transparente. Lo gracioso es que de repente me descubro haciendo trampa y quedándome allí sentada leyendo hasta que se me duermen las piernas! ¡Las trampas acechan por todas partes!

A veces también me digo que, si he acabado de trabajar y no tengo nada pendiente, no hago daño a nadie viendo un poquito de algo. Y es cierto, no pasa nada. Lo único es que se desvirtúa este experimento, que consiste en averiguar qué pasa cuando no haces esas cosas a las que estás acostumbrado y que te sirven para evadirte.¿Se descubre algo? ¿Hay diferentes modos de vivir el presente? ¿Toda actividad vale lo mismo que otra? ¿Cuándo es evasión y cuándo ocupar tu tiempo?...

Eso sí: estoy haciendo más comidas y más cenas que en toda mi vida!!!!
Os dejo, a ver como van mis patatas al horno y el arroz con leche y a ver si ahora consigo domesticar mi violonchelo.

domingo, 23 de mayo de 2010

3º DIA: leer

Pues voy a contaros un poco como fue la cosa ayer: mal. Se supone que iba a ser un día relativamente sencillo porque trabajaba por la mañana, y hasta ahí la cosa fue bien. Pero a la hora de la siesta olvidé (sí, como te lo cuento, lo olvidé!!) que no debía leer y estuve metida en mi libro más de una hora, con lo que no llevamos a cabo nuestro plan de salir a comprar ropa. Y eso que para ponérmelo fácil he elegido leer un libro bastante mediocre de literatura juvenil!

Tengo muchos libros, montones de libros acumulando polvo. Al principio me gustaba mucho tener libros, era una sensación mezcla de sentir que tienes la droga a mano y también el baño de prestigio que da tenerlos por todas partes. Cpn el tiempo, sin embargo, decidí comprar sólo los que previamente hubiera leído en la biblioteca pública y me gustaran mucho. Desde entonces compro mucho menos, lo que no quiere decir que de vez en cuando sucumba a sus encantos en alguna librería y me lleve alguno.

Pero: ¿qué pasa cuando se me acaba el libro que tengo entre manos y no puedo ir a la biblioteca porque no tengo tiempo, o está cerrada o me han sancionado por devolverlos tarde? Pues que voy a mis colección y releo alguno, normalmente aquel del que recuerdo menos. Así algunos de mis libros lo he leído 5 o 6 veces en años sucesivos. Algunos me van gustando más con el tiempo, otros no soportan la revisión, y a algunos los destierro de mi casa, como hacen los de book crossing. ¿No sabes qué es? Consiste en dejar un libro en cualquier lugar público para que otro se lo lleve y lo lea. En principio los nuevos lectores deben dejarlo de nuevo en la calle, una cafetería, una parada de autobús, cuando lo terminan, pero imagino que mucha gente se los queda si les ha gustado. Yo he liberado algunos porque no me gustaban, me ocupaban espacio en mis abarrotadas estanterías y porque considero que no debe romperse ni quemarse ningún libro (un prejuicio antiguo, supongo).

MI experiencia con la liberación de libros es que, contrariamente a lo que se pueda suponer, desaparecen en un santiamén, como si de verdad hubiera mucha gente hambrienta de libros. Los he dejado sobre coches, en la hierba, en un banco de la calle, y me quedo a espiar discretamente, o paso luego por allí y nunca están. O sea que si tienes algún libro que no te haya gustado (que no te guste a tí no significa que no pueda gustarle a otro) o que te haya gustado tanto que quieras compartirlo con el mundo (esto y a es más raro, los lectores solemos ser muy fetichistas), ¡libéralo en la calle! Es mu divertido. Y si quieres ponerle una etiqueta para que el que lo recoja sepa de qué va, entre aquí: www.bookcrossing.com.

¡Que tengas un buen domingo!! Yo voy a lidiar con el mío.

viernes, 21 de mayo de 2010

enamorados del dolor

Cuando veo una serie de tv, cuando la serie me gusta de verdad, siempre me enamoro de alguno de sus personajes, vivo a través de lo que él vive, siento lo que él, veo el mundo desde sus ojos, a su modo. Evidentemente las series nunca presentan del todo el mundo como es, sino como más nos atrape. El dolor siempre es un dolor estético, un dolor hermoso de ver, un dolor pensado para que te enamores de aquel a quien le duele. La rabia es una rabia que se entiende, una rabia que se comparte. Los actos de venganza del personaje principal siempre se entienden, se comparten, se justifican. Vivir en una serie te permite vivir en un limbo moral, te permite la empatía con actos y expresiones que nunca te permitirías en la vida real. Viviendo a través de una serie no hay matices, no hay doblez, no hay nada que pensar, es relajante, tranquilizador...si no fuera porque nada de esto existe fuera de la pantalla.

Seguir una serie de tv te permite sentir el dolor, la incertidumbre, el enamoramiento, la adrenalina de la caza, del guerrero, sin temor a sufrir un solo rasguño, ni en tu piel ni en tu corazón. Dicen que uno de los principios de cualquier acto escénico (y una serie lo es) es mostrar un conflicto, siempre hay un protagonista con un objetivo y un oponente que intenta impedir que lo consiga, es decir, que en una serie todo cuenta algo, todo muestra, todo sirve para mover la acción. Por eso nunca vemos más que de refilón todas esas cosas que a los mortales reales, a los que habitamos el mundo que existe, nos ocupan la mayoría del tiempo: lavarnos, preparar la comida, trabajar, ir al baño, recoger la casa, ir a la compra... Por eso, porque en una serie todo está pensado para desarrollar el conflicto, y porque en una serie lo que importa, lo único que importa, es el conflicto, todo es mucho más intenso. Al lado de un hombre que pasó 14 años de su vida recluido el una cárcel por un crimen que no cometió, pasándolas canutas, al lado de una cazadora de vampiros que vive un amor imposible que le avergüenza, al lado de un médico perdido en lo más profundo de Alaska contra su voluntad, ¿qué tiene mi vida de intenso, de emocionante? Sólo una cosa: que es real.

Las series, el cine, nos enseñan a mirar de un modo irreal, un modo que no existe en lo cotidiano. Como todo gira en torno a un conflicto, nos hacen valorar sobre todo lo que parece heroico, toda esa mística guerrera que nos ha llevado a tanta violencia pero que nos sigue poniendo. La mirada de la cámara es muy selectiva, muestra sólo lo que el director quiere que veamos. Sé que es un modo de traducir a imagenes lo que pasa o ha pasado por el corazón de muchos de nosotros. Por eso brilla el sol en el cabello de los personajes que son objeto de amor, para hacérnoslo ver como lo ve el personaje enamorado, como pasa en la vida real cuando nos enamoramos y dejamos de ver cualquier defecto de nuestro amado. Por eso los protagonistas siempre son guapos, para que comprendas rápidamente que es fácil, factible, enamorarse de alguien así. Por eso el llanto es hermoso, nunca hay mocos ni narices rojas, por eso el sexo se coreografía, por eso la luz es especial, porque solo cuentan con imágenes para transmitir lo que todos hemos sentido alguna vez dentro nuestro.

Pero al mismo tiempo nos acostumbran a estampas, cuadros, imágenes, que se dan muy poco en la realidad, a actos, movimientos, expresiones estéticas que tiene poco que ver con lo que realmente nos pasa cuando lloramos, sentimos dolor o follamos.

¿Cómo oponer a toda esa intensidad, a toda esa belleza,a todo ese plantel de personas hermosas, a todo ese conjunto de personajes inusuales, una vida normal y corriente como la mía, como la tuya? ¿Cómo salvar mis tareas rutinarias, cómo darles sentido frente a todo un mundo, un millar de mundos, pensados para exaltar mi corazón, para hacerme vivir, sentir, lo que es difícil que sienta con esa intensidad en mi vida real? ¿Cómo seguir limpiando, poniendo lavadoras, yendo a la compra, haciendo cenas? ¿Entiendes ahora? ¿Entiendes ahora mi experimento? ¿Entiendes ahora de que estoy hablando?

2º DIA: primer fracaso.

Pues, como me temía, esto no es nada fácil, ¿cómo he podido fastidiarla el segundo día? Veréis: hacer trampas en muy sencillo. No es que me haya puesto a devorar series como una loca ni a leer compulsivamente pero de lo que se trata es de estar aquí conmigo, de no escabullirme de ningún modo y lo de la lectura y la tv son los dos modos de huir más frecuentes en mí. En fin, os cuento qué ha pasado:

esta mañana no he podido ir al gimnasio por cuestiones de organización doméstica así que aquí me tenéis a las 9,30 de la mañana, con la casa empantanada y sin desayunar. Cojo mis cereales y me pongo (1ª duda!) delante de la tele porque ¿qué hace una cuando desayuna sola si no es leer o ver tv? ¿mirar a la pared? Menos mal que a esas horas la tv es una caca y no hay nada que enganche pero, claro, por eso mismo, me entró un sueño enorme y empecé a debatirme (débilmente, lo admito) conmigo misma: ¿dormir no es una forma de hacer trampa, un modo de pasar el tiempo sin riesgo ninguno, sin tener que pensar, sin sentir? ¡Pero tenía mucho sueño!! Me prometí a mí misma dormir 20 minutos...que se acabaron convirtiendo en 45, snif! :(

Luego tuve mis problemas para levantarme de la cama, he descubierto que tengo una capacidad fantástica e inacabable para perder el tiempo tumbada sin hacer absolutamente nada. Menos mal que recordé la música y me dije que una buena canción podría ponerme en marcha, como así fué.

La verdad de la buena es que estoy asustada. Ya, parece una exageración mayúscula pero de lo que realmente se trata es de mi sensación interna de que soy capaz (ya lo he hecho antes) de dejar pasar la vida por mi lado sin un aspaviento. De eso trata realmente este experimento: de enfrentarme a mí misma, de ponerme en una situación en que sea difícil la evasión para ver qué pasa...y de momento lo que pasa es que encuentro otros modos de evadirme. Bueno, a las malas malas igual me convierto en una experta en escaqueo y puedo poner una empresa de asesoramiento... que llevaría otro, claro.

Para colmo está aquí al lado el fin de semana, ¡que la fuerza me acompañe!!!
Besitos a todos, os iré contando.

jueves, 20 de mayo de 2010

1ª Dia, 2. El mp3 y lo que queda del día.

Bueno, como siempre lo fácil es empezar. Hoy no he tenido un solo momento de desconcierto. Claro que me lo he currado un poco. Por ejemplo: a media mañana no sabía muy bien qué hacer y me he decidido por cocinar un tabulé de quinoa escuchando música al mismo tiempo.

Hace muy poco que he descubierto el mp3. Lo conocía, claro, pero nunca lo utilizaba. Siempre pensé que la gente que va con los auriculares puestos por la calle lo que hace realmente es aislarse del entorno, dejar de ver, de escuchar sobre todo, lo que está, lo que hay. (A este respecto descubrí un día en que decidí escuchar de verdad los sonidos de la calle mientras volvía a casa que la gente no sonamos! Hay tanto jaleo de coches y buses que somos mudos, como fantasmas sin sonido, sólo imagen, cuerpo, pero ni voces ni pasos, nada). Además tuve un compañero que se colocaba el ipod en el trabajo lo cual era muy incómodo puesto que ni hablaba con nosotros ni nos oía y había que ir donde estaba él y tocarlo en el hombro para pedirle cualquier cosa. En fin, que hasta hace nada no sabía de la MARAVILLA que es ponerle música a la vida. Si tuviera que elegir una canción para el día de hoy sería crashed, de Daughtry. ¡La he oído a toda pastilla más de 20 veces!. La verdad es que es muy liberador ponerte a cortar verduras con un cuchillo enorme mientas cantas a voz en grito. Encima, como no te oyes nada bien, la sensación es de que cantas fenomenal!

Volviendo al experimento también he estudiado un poquito de chelo, que es una nueva afición que me gusta y asusta al mismo tiempo. Normalmente cuando consigo ponerme a estudiar me concentro y lo paso bien pero hoy estaba demasiado emocionada con esto del primer día como para sentarme en calma a trabajar. Bueno, un poco sí hice, mejor eso que nada.

Lo que queda de este día sólo plantea un reto importante: ser capaz de apagar la tv después de ver un solo capítulo de la serie de turno, ya os contaré mañana cómo me fué...o esta noche si la cosa es desastrosa!

PRIMER DIA

Se me ha ocurrido una idea para acortar la cosa: ¡ir al gimnasio!!

Bueno, no es una idea muy original, pero es una idea. De momento he estado dando saltos sudorosos con una pandilla de saltadoras también sudorosas y he descubierto algo interesante: o sigo los pasos o respiro, pero no puedo hacer las dos cosas al mismo tiempo. Ya sé que parezco una torpe pero nuestra profe cree que somos un ballet profesional o algo así y, además de aprender la coreografía, memorizarla y seguir el ritmo, he de intentar no chocar con las compañeras y mantener el corazón dentro del cuerpo, que amenaza con salirme por la boca.

Lo que nunca nos dicen es que el ejercicio empieza antes de llegar al gimnasio porque ¿cómo se puede llamar sino ejercicio al hecho de llevar una bolsa enoooooorme y pesada llena de todas las cosas que te harán falta para arreglarte luego (la ropa, los zapatos, la toalla - y eso que me apaño con una para cuerpo y pelo- el cepillo, el suavizante, la espuma, el secador, las llaves, el monedero y el bonobus?

En fin, que mañana estoy pensando en atreverme con el odioso spinning (yo lo odio, es muy doloroso para las piernas y lo que no son las piernas, y también se me escapa el corazón y me revientan los pulmones). ¡Todo sea por ocupar tiempo, por saber qué hacer con el tiempo!

miércoles, 19 de mayo de 2010

De qué va esto.

Es muy sencillo: me doy cuenta de que estoy dejando pasar la vida por mi lado fingiendo que hago cosas pero en realidad me dedico básicamente a dos, ver series de tv por internet y leer, así que me he propuesto un reto, estar 21 días sin hacer ni lo uno ni lo otro, e iros contando cómo lo llevo.

Estoy convencida de que mis dos hábitos son una excusa perfecta y amena para no estar conmigo por lo que me he empezado a preguntar qué es lo que no quiero ver, qué pasaría si me quedara aquí, conmigo y mi aburrimiento...y de esa pregunta surge este experimento.

Las condiciones del mismo son las siguientes:
1.- Leer únicamente a la hora de dormir, no antes.
2.- Ver un solo capítulo de la serie de turno por la noche a la hora de la cena con toda la familia.
3.- Investigar qué hacer con mi tiempo, ese que no se dedica a dormir, cocinar, ir al baño o trabajar.
4.- Aguantar 21 días. ¿Y por qué 21? Porque son los que dicen que hace falta para adquirir un nuevo hábito.

Parece fácil ¿verdad? Pues para mí es algo así como dejar de fumar, no me imagino la vida sin un libro entre las manos o una serie ante los ojos. Sería más sencillo si tuviera un trabajo normal, de esos de horario fijo, pero no es el caso. Mi tiempo, para bien y para mal, me lo administro yo y, como os digo, de momento me lo administro muy mal.