viernes, 27 de enero de 2012

Multitud

Parecen dormidos, invisibles, y lo son, pero no es cierto, yo puedo verlos, noto sus manos heladas en mi nuca, caigo ante las zancadillas de sus piernas incorpóreas, grito sin sonido en este palacio de humedades que construyen a mi alrededor.

Susurran palabras a mi oído, podría ponerlas en papel si quisiera, volverlas cuerpo, hacerlas vivas y claras para poderlas conjurar, pero se que es inútil porque son inagotables, y son muchos, todos ellos contra una sola, socavando la tierra bajo mis pies, vertiendo hiel y podredumbre en mi cabeza.

Se que vienen de lejos, que muchos no me pertenecen, que son grandes y antiguos. Y sé que soy yo quien les da poder al escucharlos, quien los vuelve fuertes, quien les presta la sangre que necesitan para hacerme daño. Pero me conocen tanto....

Son fríos pero sus alientos queman todo lo que intento, convierten en cenizas mis escritos, congelan mi alegría, carbonizan mis pasos aun no dados. Viajo con ellos a mi lado, y quizá no quiera abandonarlos. Porque de algún modo oscuro que no entiendo puede ser que me protejan, que me salven del mundo y de la vida, que me arropen frente a cuchillas y miradas.

Somos uno, ellos y yo, todos juntos sobre mis dos piernas. De acuerdo, los acarrearé hasta que sepa cómo abandonarlos.