Hoy estoy con un cansancio encima brutal. Es un cansancio físico más que mental o anímico, una pesadez en los músculos (por excesos de gimnasio, me temo, y puede que por falta de carne) que me tiene clavada a la silla, sin ánimo más que para revolotear de página en página por internet, buscando tonterías, o para imaginar obsesivamente mi sofá y una buena peli. Pero estoy tan cansada que no tengo fuerzas para llegar hasta el salón. Podría arrastrarme, es cierto, en vez de caminar, pero resulta más cansado todavía, esas son cosas que sólo se hacen ante una emergencia: huir de un incendio o de un búfalo desbocado, o intentar llegar al teléfono de urgencias mientras te desangras, o intentar escapar de un asesino con cuchillo que ya te ha alcanzado una vez, o estar dormida soñando cualquiera de las cosas anteriores.
Estaría genial poder tender tu cuerpo de vez en cuando, o sea, lavarlo un poco con jabón neutro y colgarlo en alguna parte para que se seque sin perder la forma (desengáñate, cualquier forma aleatoria que pudiera coger tu cuerpo al tenderlo sería peor que la forma que ahora tienes), mientras tu te dedicas a flotar por el techo, comprobando de paso las zonas de las lámparas que necesitan mejor limpieza.
A mí me suele dar más por desatornillarme las piernas, que a veces me pesan demasiado, pero hasta ahora no he encontrado la manera. Estaría genial dejarlas a un lado,boca a bajo, para que se deshinflen cuando has caminado demasiado, o quitártelas cuando te has hecho rozaduras con los zapatos nuevos, o simplemente dejarlas de lado cuando te avergüenzan con tanto pelo.
También sería bonito poder quitarnos la cabeza, pero tendríamos que hacerlo todo el mundo al mismo tiempo, no debe ser un plato de gusto ver a nadie caminando sin cabeza, la traquea y las arterias al viento. Seguro que alguien se haría de oro inventando tapaderas para el cuello que evitaran la entrada de virus e insectos, que protegieran el engranaje de reenganche de la cabeza para no tener que ir luego por ahí con los mocos colgando o la cabeza de lado por un mal acoplamiento.
En fin, que estoy tan cansada que no sé lo que escribo.
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