¿Sabes qué? Que a veces es necesaria la evasión. A veces tienes que huir para curarte las heridas, para reponer fuerzas, para no mirar minuto a minuto cómo vas recomponiéndote. A veces es necesario huir: del ruido de la calle con una banda sonora portátil, del jaleo nocturno de unos vecinos con unos tapones, de la luz del sol cuando quieres dormir con una cortina espesa, del dolor de no poder resolver algunas cosas con una serie, del miedo a ser tú misma, o a no poder serlo, con un buen libro bien gordo.
A veces hay que mirarse al espejo y descubrir de qué color es realmente tu iris, a veces hay que llorar de miedo y aun así seguir adelante con lo que te asusta, a veces tienes que volver de acero tu piel para que nadie note que te disuelves por dentro, es verdad, no se puede huir siempre ni en todo momento. Pero a veces, algunas veces, no hay fuerzas, no hay remedios, no hay caminos, no hay abrazos, no hay salidas, no hay horizonte sobre el que planear. Entonces ¿por qué no evadirte durante un rato, un tiempo pequeño,en las vidas de otros, en sus cuitas imaginarias, en su belleza, en sus problemas épicos y hermosos, en sus risas, en sus juegos, en sus cuerpos? Sólo el tiempo suficiente para que la piel cicatrice, sólo el tiempo necesario para reponer fuerzas y volver a tener tu sonrisa, sólo el tiempo necesario para dormir y dejar que pase la tormenta, sólo ese tiempo que hará que reaparezca el horizonte nuevamente.
Hay un problema, claro, la tentación diamantina de quedarte allí donde no duele, de no volver nunca, de enviar a la realidad real un robot que parezca tú pero que no lo sea, la tentación de elegir permanentemente unas vidas que no son la tuya, que nunca lo podrán ser, porque tu vida es esa otra, la que duele, la que perdió el mapa, la que se volvió incolora de tanto sol y tanta paz y tanto niño y tanta ropa por lavar.
Digamos entonces que últimamente yo ando en esa encrucijada (falsa encrucijada porque el tiempo pasa, y pasa en la vida real, y envejezco aquí aunque no quiera estar aquí): ¿me evado? ¿Vuelvo? ¿Me quedo donde no duele tanto? ¿Vuelvo y construyo y me rompo las uñas y sangro y veo al final, o eso se supone, un hermoso edificio nuevo listo para ser habitado por mí?
Eso es, una encrucijada.
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ResponderEliminar¡Seguramente es eso!
ResponderEliminarEstamos rodeados y continuamente tentados de cosas irreales que nos demuestran el poco peso de la realidad.
¿Qué es más real tu sonrisa soñándote ser otro, o tu tristeza pensando que nunca podrás ser aquel?... Todo es relativo.
Es muy posible que, en el fondo, un héroe solo sea una persona con una gran capacidad para no demostrar lo que le cuestan las cosas más cotidianas.
Sí, últimamente pienso en eso,en qué significa ser un heroe y, generalmente no es lo que vemos en las pelis, un guerrero, alguien con la fuerza y la determinación para afrontar lo que otros temen. De esos aparecen algunos en los tiempos negros pero los frecuentes, los reales, son esos otros que hacen lo que deben aunque no quieran, que sonrien a su niño cuando se despierta por cuarta vez en la noche, que deciden no contar lo que saben que duele y no tiene remedio, que trabajan en lo que no aman por amor a su gente...en fin, tantos y tantos de nosotros...
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