Desde que comencé este blog hay algo que me atormenta: asumir delante de todo el mundo que estoy haciendo un experimento para dejar de colgarme de una serie de televisión es bastante patético, la verdad. Sería mucho más épico si estuviera intentando dejar la farlopa, o si fuera una sexoadicta confesa hablando de sus experiencias (vale, con este último ejemplo quedo todavía más patética, una serieadicta despeinada y con pijama viendo series en su pc frente a una ninfómana desaforada y arrepentida, imposible salir con algo de dignidad de una comparación así!).
Imaginad, si alguno de estos fuera mi caso, lo dramáticas, enloquecidas, morbosas e incluso heroicas que parecerían mis crónicas! En cambio, por más literatura que le ponga, el que yo consiga apretar el off del mando a distancia o cerrar el libro antes de las tres de la mañana de morboso no tiene nada, y de dramático sólo las ojeras que tengo al día siguiente cuando no he conseguido cumplir mis objetivos. O sea, que no hay color. (Estoy empezando a pensar incluso en abrir un blog con uno de estos temas aunque me lo invente, parece muy divertido!)
Pero, ¿seguro que entre vosotros no hay nadie, nadie que no se haya colgado con el personaje o personaja de una serie o una peli? ¿Nadie que no haya sentido un agujero en el pecho cuando ha acabado un libro con el que se evadió completamente del mundo? ¿Nadie que no haya querido nunca vivir lo que vivió Mia Farrow en "La rosa púrpura del Cairo?¿Nadie que no haya jugado nunca en lo más secreto de su corazón y en completa intimidad a ser otro, un poli, una vampiresa temible, un espía, un asesino en serie? ¿NIngun@ de vosotr@s se ha plateado nunca a ver una serie qué hubiera hecho en esa misma situación? ¿Nadie ha maldecido cuando llega el final del capítulo y nos dejan a la mitad de un asunto interesantísimo?
Yo creo que sí. Ahora diréis que lo pienso por defensa propia pero tengo pruebas que corroboran mi teoría. Hace ya tiempo que me pregunto cómo algo tan complicado como hacer una película se ha podido convertir en el negocio que es ahora. Pensadlo bien: para cada minuto de película, aun de las más sencillas, hace falta un montón de pasta y un mogollón de gente especializada (cámaras, iluminadores, actores, director, sonidistas, atrezzistas, maquilladoras, vestuaristas, conductores, peluqueros, guionistas...).¿Y todo esto para qué? No para alimentar a la población, ni para proveer de un techo a los desfavorecidos o los recién casados, ni para aumentar la producción eléctrica nacional. Se monta todo este lío para hacernos soñar!¡Para ayudarnos a evadirnos de la realidad!¡Para hacernos volar! Eso es lo que me sorprende, que un mundo tan práctico, tan realista, tan adulto como el nuestro se haya conseguido montar una industria tan compleja para algo en principio tan baladí como contarnos una historia!!
Pero funciona, hay mucha gente metiendo dinero en este negocio porque somos millones los que nos colgamos de estas realidades inventadas, millones los que lloramos con las pelis, los que estamos encantados de poder descargarnos nuestras series favoritas para ver doce capítulos de un tirón pasando de las tiranías de las televisiones...¿o no os quedásteis con las ganas de ser un na vi después de ver Avatar?
Entonces no me dejéis sola y contadme alguna de vuestras patéticas enganchadas a una serie, un personaje, un libro maravilloso. Contadme qué escena os hizo llorar, o quien os hubiera gustado ser, o qué libro es vuestro libro de cabecera, ese al que volvéis de vez en cuando para reencontraros con esos personajes, esas historias, esas vidas inventadas. ¡Compartamos nuestros fetiches y no me sentiré tan sola!!
Besos a todo los enganchados a la ficción! Y os recuerdo que sigo buscando un slogan potente que me ayude en mis momentos de flaqueza, algo como "mas vale realidad en mano que ficción volando" pero mejor.
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