domingo, 4 de julio de 2010

La búsqueda

A menudo me asusto de la capacidad que tengo de dejar pasar el tiempo por encima mío sin hacer nada, abstraída en cualquiera de los mundo irreales que me atraigan en ese momento. Minutos, horas largas y espesas en las que la vida pasa por delante de mí sin que yo me dé cuenta, ocupada como estoy en echar raíces en otra vida, otra realidad paralela, como un gigantesco ficus lanzando mis tentáculos, creciendo, investigando, abarcando todo lo abarcable de esa realidad que no existe.

Porque verdaderamente no es que no esté haciendo nada, pero donde lo estoy haciendo no hay entidad, no hay fisicidad, no hay nada que se pueda trasladar luego a la vida real, a mi vida real. Los recuerdos, las vivencias, las sensaciones encontradas en esta búsqueda sólo entorpecen mis intentos de adaptarme a la realidad, a la vida de verdad.

A veces me digo que si fuera más creativa conseguiría hacer algo tangible con todo esto, una novela, una obra de teatro, una performance, pero las ideas que se me ocurren nunca fructifican, se quedan así, como ideas, hermosas ideas sin complicaciones, brillando puras porque nunca fueron llevadas a la práctica.

Cuando no llevas una idea a la práctica, cuando no la pones en juego, te libras de desilusiones, de desengaños, de comprobar si la idea realmente funciona. Te puedes permitir dejarla ahí, atesorarla y mirarla de vez en cuando brillar a la luz de la posibilidad que contiene, como una semilla exótica y hermosa que prefieres contemplar a plantar, no sea que se malogre.

Y mientras, en ese otro mundo irreal, construyes, construyes, construyes mundos, vivencias, comprendes cosas, entiendes otras, descubres algunas, te sorprendes a tí misma sintiendo cosas que no sabías que podías snetir, empatizando con gente que no es, que no existe, que no está, creciendo por dentro como una planta gigantesca, uno de esos árboles que se tragan casas, vallas, bancos en su desmesurado crecimiento. Te sientes poderosa porque accedes a algunas claves que sólo están al alcance de quienes buscan como tú, te sabes más sabia, más completa, más entera, más profunda, más oscura, mayor.

La tragedia es que nada de eso se puede trasplantar a la vida real. Me imagino que es algo parecido a lo que sienten los eruditos de alguña extraña y minoritaria disciplina académica (los estudiosos del sánscrito antiguo, o los especialistas en inscripciones cerámicas sumerias, por ejemplo) que según avanzan en el conocimiento de su campo se saben más listos, entienden más, llenan más huecos, colocan más piezas del rompecabezas, son los que más saben de su campo, una especie de guerreros en lo suyo. Pero el resto del mundo no comprende, no ve lo listos que son, lo que saben, lo que han hecho, no saben de su destreza, de su habilidad.

Pero ¿sabes qué? Hace poco, alguien que me quiere mucho me dijo que los artistas son los que hacen avanzar el mundo porque son los que buscan, aunque no sepan muy bien qué están buscando. Esa, la sensación de que soy alguien que busca contiinuamente, sin saber qué ni para qué, y teniendo muy claro que a menudo esta búsqueda incesante me jode la vida, esa sensación de ser una especie de guerrera con una misión, por absurda que parezca, es a veces el único consuelo que me queda.

3 comentarios:

  1. Holaaaa, hoy si, lo he leido todo! :)
    me ha gustado mucho!, ánimo, escribe...

    hace ya algún tiempo leí que hay 2 tipos de personas:

    los que simplemente viven y los que viven y son lo suficientemente valientes para escibir sobre lo que sienten ;)

    un abrazo y un beso muuuu grande...

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  2. Pues pasa la voz, a ver si empieza a correr mi contador de visitas ;) y gracias por leerme!

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  3. un consejico bloqueril, añade amigos con blogs interesantes a tus favoritos, lee los suyos y comenta...asi es como crece un blog :)

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