jueves, 12 de mayo de 2011

Sol

Tengo miedo de ser yo, tengo miedo de ser quien soy. Porque soy fuerte, y grande, y hermosa, y tengo dentro de mí una energía extraordinaria que me da miedo no poder controlar. Me miro al espejo y soy feliz, y reverencio cada paso, cada célula, cada latido, cada emoción y sentimiento. Y bailo alucinada por mi casa, encontrando en cada movimiento la pura felicidad de estar viva, sonriendo, volviendome enorme y luminosa, sabiéndome conectada con todo lo que ocurre gracias a mis manos y mi corazón, ese ser incansable que me habita y me desborda.

Pero tengo miedo de mí misma, de los impulsos que imagino oscuros e imprevisibles, de mis anhelos profundos y absurdos, de mis filias apasionadas, de mis dolores puntiagudos y repentinos, de mi posible ceguera ante tanta luz y tanta alegría. Tengo miedo de soltarme y empezar una bacanal incontrolable, y encontrarme finalmente en un paisaje desconocido, detrás mío todo ruinas y ceniza y silencio. No sé quien me contó la historia de que soy peligrosa, de que es mejor tenerme encerrada, encadenada a la pared, drogada y modosita para impedir el fin del mundo. Pero quien me lo contará consiguió convencerme.

También tengo miedo de tí, de que te asuste mi arrogancia, de que prefieras verme velada para no dañarte los ojos, de que lances contra mí alguna palabra afilada que me corte las alas recién desplegadas, de que te atraiga mi luz y te destroce, de que te alejes con despecho por no haberme ceñido al plan original, de que me descubras finalmente y no te guste lo que veas, de que te marches de mi lado si finalmente te enseño quien soy.

Y así estoy, más cerca que nunca del final de la tristeza, a punto de dar un paso irreversible, otro más, atraída por mi propio resplandor, embelesada por los colores de mis brazos, de mis manos y mis ojos, quieta, sentada sin moverme, sabiendo (hoy sí) cual es el paso y dudando, asustada, porque tengo miedo. Pero ya veo el horizonte, y está saliendo el sol

No hay comentarios:

Publicar un comentario