jueves, 7 de abril de 2011

Grito

Me enfado, es ridículo, no tiene sentido, pero yo me enfado. Viene de abajo, una fuerza telúrica apoyada por el pensamiento cierto y claro de que he sido maltratada. No importa que el maltrato sea mínimo, parcial, subjetivo incluso. El enfado llega apretándome la mandíbula y afilando mis uñas, volviéndome de hielo, una hoguera dentro mío que se convierte en piedra blanca y fría sobre mi piel y mis ojos.

Quisiera disimular pero resulta imposible, mi cuerpo sigue ahí pero el resto de mí vive en esa hoguera invisible en la que me debato. A veces alimentándola, a veces intentando apagarla sin resultado alguno. Y es extraño sentir que he dejado de ser yo, que tengo un vestido puesto encima del que podría desprenderme si encontrara las aberturas, los lugares por donde pasan la cabeza y los brazos.

Me gustaría ser otra en ese instante, alguien más distante, alguien con más mundo, alguien capaz de reirse de las tonterías, de eliminar la injusticia, alguien con la fuerza suficiente para modular lo que pasa dentro suyo, alguien más alto, más fuerte, más vivido, más serpiente.

Llevo muchos años conmigo y todavía me sigue trastornando este descenso súbito al desasosiego, esta rabia sorda casi sin motivo, esta tristeza enorme que sobreviene luego por no haber hecho lo que el cuerpo me pedía. Porque si por mi fuera sacaría las llamas de dentro afuera e incendiaría el mundo entero, atravesaría con mis palabras los corazones hasta dejarlos muertos, paralizaría a los pájaros en pleno vuelo y marchitaría las flores con mi mirada. Gritaría, gritaría tan fuerte que estallarían las ruedas de los coches, y aparecerían fisuras en lo edificios, y se abrirían simas en medio de las plazas y en los patios de los colegios. Y así conseguiría que todo parara por un minuto, un solo minuto, el tiempo suficiente para que llegaras tú y me abrazaras, para que me calmaras con tu sonrisa tranquila, con tus besos salados, para que me dijeras al oído mientras me meces despacio esas palabras pequeñas que se dicen a los niños cuando tienen miedo.

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