viernes, 10 de septiembre de 2010

Dirección

Dicen que todos nacemos con una misión en la vida, que estamos aquí para hacer algo en concreto. Así habría gente nacida para enseñar a los niños, gente nacida para conducir camiones, gente para alegrarnos la vista con su belleza, gente para convencer gente, gente para gestionar recursos, o gente para hacer cosas muy muy pequeñas que no se sabe demasiado bien qué aportarían al resto de la humanidad.

Según esta premisa optimista, nunca habría gente para nacida para hacer el mal, para matar gente, para manipular gente, para perder a otra gente, es decir, que nuestra misión en la vida tendría siempre un carácter positivo, amable, definitivamente decisivo o,cuanto menos, inócuo.

YO no sé si creo en esto, aunque cada vez estoy más segura de que la misión en la vida tiene más que ver con que consigas estar a gusto en tu piel, encontrando aquello que quieres hacer o aprendiendo el arte perdido y complicado de fluir con lo que toca, que con una especie de designio divino impreso en tus células (o tu alma, que imagino debe residir más o menos a ese nivel diminuto y tremendo).

Pero si fuera cierto, si realmente hubiera algo para lo que estamos aquí, o un compendio de cosas que definen nuestra mision en la vida, definitivamente una de las mías sería mi trabajo. Y como mi trabajo, como el de casi todos, anda un poco complicado últimamente, permitidme que de las gracias al infinito, o a mis células, o mi contratador, los hados, el destino o las fuerzas macroeconómicas porque hoy, hoy, tengo que ir a trabajar. Y yo he nacido para hacer este trabajo. Que tengáis un buen día!

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