martes, 25 de mayo de 2010

5º DIA: otros modos del desasosiego.

Hay un modo de desasosiego, el que se produce cuando dejas de hacer algo que deberías haber hecho, especialmente desasosegante porque, una vez cometida la falta ya no puedes hacer nada para arreglarlo. Cuando faltas a una cita, cuando dejas de cumplir con una obligación autoimpuesta, cuando dejas colgado a alguien, cuando no llevas hasta el final tus propias decisiones, es definitivo. No puedes ir a esa cita a la que no fuiste (puedes concertar otra, pero no la misma), no puedes volver el tiempo hacia atrás para hacer lo que debiste haber hecho, no puedes salvar a quien dejaste solo, no puedes remediar el hecho de que te faltaste a tí mismo, que te traicionaste a tí mismo no haciendo lo que te dijiste que harías. Entonces entra el desasosiego, y el cansancio, y en mi caso las ganas de mandarlo todo a freír espárragos, todo, una especie de "de perdidos, al río". Como si decidiera que, no habiendo hecho lo que había que hacer, ya no vale la pena hacer nada, ya nada es bueno, ya todo está contaminado por la pereza, el desasosiego, el descontento.

Pero todo puede convertirse en hábito, incluso el faltar a la propia palabra, incluso el desasosiego o las ganas de destruirlo todo. ¿Entonces qué? ¿Cómo sacas fuerzas de flaqueza para ponerte a construir cuando tus ganas son las de todo lo contrario? ¿No son todos los hábitos adicciones? ¿No los vivimos como tales?

Es curioso pensar que una tontería como el desayunar café con madalenas todas la mañanas pueda convertirse en una adicción! Pero lo es si el no tener madalenas te fastidia el día. Del mismo modo el convertir en normal el no cumplir con la palabra que te diste a tí misma puede ser una adicción, algo que sale solo, incontrolable. Y, claro, con un razonamiento como este todos estaríamos salvados: si me pongo borde por las mañanas porque no hay madalenas es porque soy un adicto, si te dejo colgado mil millones de veces es porque soy una adicta, si me tumbo en el sofá sin hacer nada es porque soy una adicta!!! La verdad es que es un argumento genial para los tiempos que corren:nada es mi responsabilidad, no soy yo, es mi adicción.

Será mejor que me quede en un término medio: sí, hay cosas nocivas que se convierten en hábitos pero mi vida es solo mía, soy responsable de lo que haga con ella,...y con la gente a la que dejé tirada por el camino!!

Buenos días, desasosegados amigos, me voy a cumplir con mi obligación...aunque me repatee las tripas!!!

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