La dureza que me dió miedo alimentar, la dulzura que me aterró sacar a pasear, los miles de veces en que me debí callar, los gestos que murieron en mis dedos, los muebles que no quise inventar, las mujeres que no quise ser, las mujeres que no supe ser.
Los vientos con los que no volé, las fotos que destrocé, las perlas que pisoteé, los fantasmas hermosos que no aprendí a cazar, los instrumentos que nunca tocaré, las danzas que murieron en mis pies. Los niños que no salvé, los adultos a los que no toqué, los amores que borre, los pasados que inventé y que nunca contaré.
Todas, todas, todas esas vidas que no viviré, que ya sé que no viviré, las Emmas que no fui y no seré, las tierras que no hollaré, la piel que eliminé, las duchas, los días, las comidas, los vientos, las sombras, los cielos, las flores, los panes, las risas, los males, las heridas, los valses, las voces, los dolores, las amigas, los padres, las vidas, los muertos, la pareja, los dedos, tanto, tanto, tanto...imposible abarcarlo en una sola existencia. No puedo más.
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