martes, 18 de enero de 2011

Serpientes

¿Cómo distinguir los nervios de un próximo salto al vértigo de intuirme clavada a la tierra para siempre? Es decir: ¿estoy nerviosa porque algo grande, distinto, se avecina, porque todo va a cambiar, porque todo está cambiando imperceptiblemente para acabar convirtiéndose en un alud incontrolable? ¿O es más bien que en el fondo de mi ser anida como una serpiente la certidumbre de que, a pesar de las apariencias, todo sigue igual, nada se mueve, es un simple espejismo?

Las chiribitas extrañas que habitan mi pecho están hoy de fiesta, se mueven, bailan, me marean con sus siseos imperceptibles en mi oreja. Por un lado las voces de la cordura recomendando paciencia, por otro las del optimismo infundado pintando cuadros de amaneceres infinitos y alas de angel colgadas de mi espalda. Están también las voces negras que vierten veneno en mi oido, que me dicen "estás muerta, nada va a cambiar, porque los muertos no cambian", esas arpías que se rien de mis intentos de sonrisa, que festejan mis nubes como un modo de ceguera, que esperan que pierda el equilibrio, que no aguante arriba del alambre, mirando hacia arriba, esperando, esperando todo el tiempo con los brazos abiertos a que caiga hacia ellas para devorarme.

Y no sé cómo les hago el juego ni cómo puedo combatirlas, no distingo el método, no sé qué precodimientos las favorecen y cuales las neutralizan. Intento mantener mi fachada de mujer eficiente, y supongo que para los deconocidos lo hago muy bien, pero los míos me conocen, me saben, me descubren enseguida.

Y la incetidumbre, ahora lo sé, se contagia. El miedo, la desesperación, este estar en tierra de nadie. Toma otras razones, se adapta a cada cuerpo, a cada vida, pero se contagia.Y de repente, en la casa crecen las enredadres tapándolo todo, haciendo intransitables los caminos más sencillos, y discutimos por nada, y todos tenemos ganas de llorar por tonterías...y todos estamos asustados de que alguien sucumba y comience a llorar porque el resto caériamos detrás como fichas de dominó, y alguien debe mantener la calma, alguien debe seguir cuidando el fuerte, o eso se supone, hay gente que proteger, y guiar, y ayudar. Sería de risa si no fuera tan absurdo.

Me voy de viaje, a ver si fuera de mí me encuentro, si haciendo algo distinto (¿algo distinto?) me reconozco y me calmo, y consigo escribirte algo sin peso, algo liviano, algo de diario por la noche, no una peli de arte y ensayo.

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