sábado, 13 de noviembre de 2010

En el centro

Me gustaría encontrarme conmigo a través del espejo, poder mirarme serenamente a los ojos un buen rato hasta reconocerme plenamente y entonces decirme a mí misma “tranquila, mujer, tranquila, todo está bien, todo es correcto, no te asustes, todo va bien”. Me gustaría poder agarrarme a mis propias palabras para resguardarme del viento helado, terrible y furioso que agita las persianas ahí fuera, que no me deja dormir de puro miedo. Quisiera convertirme en mi propia madre para acunarme, para susurrarme al oído “no te preocupes, yo estoy aquí para protegerte de los monstruos, nada va a pasarte estando conmigo, tranquila, amor, tranquila” mientras me acaricio el cabello. Y sentirme segura en esos mis brazos y poder cerrar los ojos sabiendo que todo es cierto, que estoy a salvo, que nada malo puede pasarme si estoy conmigo, abrazada, arropada por mí.

Me gustaría poder ser mi propio hombre, un hombre hermoso y tranquilo de mirada serena, un hombre moreno y un tanto oscuro que sepa sonreirme y me tienda la mano para decirme “tranquila, ven, tranquila”. Un hombre que me agarrara con cuidado, como si yo fuera una porcelana y se tomara todo el tiempo del mundo para bailar lentamente conmigo la melodía de la vida y la tristeza, que se tomara la molestia de medir sus pasos para adaptarlos a los míos, que me fuera haciendo elástica agrandando mi huella, que me prestara su fuerza como quien hace una transfusión de sangre, como un rito pagano y profundo, como lo que es, lo que significa que alguien te de su sangre.

Apoyo la cabeza en su pecho firme y puedo cerrar los ojos mientras bailamos porque sé que nada malo va a ocurrirme en sus brazos, esos brazos que son los míos, e ir sintiendo poco a poco, lenta, imperceptiblemente, que su fortaleza serena, que su belleza tranquila, su altura y su peso son los míos, que yo soy él, yo soy yo, y salir del espejo convertida de nuevo en lo que suelo ser, una mujer fuerte, una mujer que sabe que su fuerza reside en su propia, perfecta y brillante debilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario