jueves, 10 de junio de 2010

La travesía del desierto.

Aquí me tenéis, en la vida real, trabajando en el ordenador e intentando, cada vez que cambio de pantalla, resistir la tentación de meterme en la otra vida, la intensa pero falsa. Me siento un poco como deben sentirse las personas con problemas alimentarios, teniendo que lidiar con lo que te crea la adicción sin caer en la tentación.

Nunca había pensado que el ordenador, el teclado más bien, es una puerta a esos lugares a los que deseo ir pero quiero dejar de frecuentar. De momento lo consigo, aunque eso no quiere decir mucho, al fin y al cabo en el momento en que escribo esto sólo son las doce del mediodía.

¿Sabéis? Ayer estuve pensando mucho sobre todo esto, sobre lo que realmente me engancha de estos mundos que nos venden las teles y son todas esas cosas que no están en mi vida y que echo de menos. Lo fácil sería pensar que no tengo más que buscarlas y hacerlas. Pero hay algunas de esas cosas que añoro que chocarían frontalmente con lo que yo sé que es lo importante, o sea, que hay que elegir entre deseos y realidades, entre necesidades y responsabilidades. Entonces lo único que se me ocurre, a falta que alguno de vosotros me dé otra idea, es sublimar todos estos caprichos, estos deseos insatisfechos, en algo nuevo, un espectáculo, un cuento, una canción, un cuadro, un relato, algo... o estudiarlos más a fondo para decidir cuáles de ellos pueden llevarse a la práctica con el mínimo riesgo, o profundizar para saber qué es lo que realmente me atrae de cada una de estas imágenes mentales, porque a lo mejor no es un viaje, por ejemplo, sino un tiempo para mí misma. No sé.

Otra cosa que me ayudó ayer en medio de tanta tristeza era pensar que, de algún modo, ya tenía la intensidad que quería. ¿Qué se supone que sienten esos heroes de las series que viven amores contrariados o han de tomar decisiones difíciles, o se debaten entre lo que quieren y lo que tienen? Pues algo parecido a lo que estoy sintiendo yo, pero con maquilladora y peluquero y vestuarista y una buena iluminación...porque la banda sonora ya me la pongo yo con mi mp3.

Mañana mi vida real, esta vida real que transcurre de momento por el desierto, me lleva a Madrid así que tendré mi tiempo sola, mi tiempo de música, mi tiempo de gloria, mi tiempo de adicciones (siempre que voy aprovecho para ir al cine en versión original), mi tiempo de sueños y de silencio. Os iré contando, como siempre.

Besos, amores perdidos.
PD. por cierto: para estos momentos grises la música country es una maravilla!

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