domingo, 6 de junio de 2010

Piel

Puede que la capacidad para habitar la realidad de forma más o menos permanente tenga que ver con el grosor de la piel de cada uno. Así, habría personas con la piel de un rinoceronte, capaces de pasar por la vida sin sufrir apenas rasguños, no porque vivan una existencia fácil sino porque tienen la capacidad de no dejar que la realidad les arañe, les rasguñe su gruesa piel. Otros tendrían una piel más elástica, más hermosa pero más frágil, un tipo de piel que les posibilitaría ser capaces de conmoverse con algunas de las cosas maravillosas que la vida nos ofrece pero, por lo mismo, con cierto riesgo para resultar lastimados por algunos de los horrores que la realidad nos pone ante los ojos, lo queramos a no. Y también estarían los de piel de seda, capaces de advertir con sensibilidad exquisita cada uno de los milagros que el mundo pone a nuestro alcance, de ver las infinitas relaciones de cada cosa con las demás, con ojos profundos y penetrantes que ven lo oculto y lo que no queremos enseñar, magos de lo infinito y lo pequeño, maestros del arte con la habilidad de mostrar ante la mirada de los demás todos los misterios del Universo pero, al mismo tiempo, con la incapacidad absoluta de cerrar los ojos, de sustraerse al terror, de salvarse de cualquier herida. Personas a las que una sola palabra , un gesto extraño, una obviedad de la naturaleza les hunde en la miseria, les destroza.

No creo, claro, que la mayoría de la gente tenga una sola piel en todo momento y durante toda su vida, sería demasiado sencillo y la vida no lo es, me parece más probable que cada uno tengamos diferentes pieles en según qué aspectos o periodos de nuestra existencia , a veces rinocerontes insensibles, a veces leopardos, a veces extraños gusanos de seda, a veces disfrazados de una u otra piel, como cuando no entendemos una obra de arte pero fingimos que sí (¿rinocerontes disfrazados de gusanos de seda?) o cuando mantenemos una conversación casual pero dolorosa con la sonrisa en los labios (¿leopardos o gusanos disfrazados de rinocerontes?) pero quizá esto explicaría por qué la mayoría necesitamos de vez en cuando marcharnos de nuestra propia vida, imaginarnos con otra piel, por qué necesitamos de los chismes, los libros, los monólogos de humor, las series de televisión, las películas, los contadores de historias, los cómics, las canciones....

¿Qué eres tú normalmente? ¿Cómo es tu piel? ¿Te disfrazas a menudo? ¿O prefieres huir metiéndote en otra vida, real o imaginaria?

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